Dice Miguel Angel Aguilar que tan sólo saben de verdad de protocolo la Iglesia y los militares. Yo añadiría a Antonio Sancho. El caso es que después de tanto lío por el protocolo del Oratorio y de las lágrimas socialdemócratas (Santiago González dixit) de Marta Meléndez, había sillas libres e iban buscando a gente que completase el aforo para evitar la sensación de que no se había completado. Javier Arenas, segundo de prensa de la Casa Real, comentaba algunas quejas de la prensa por haberlos situado en el patio del Colegio San Felipe Neri. No sé cómo después de la rehabilitación los arquitectos no permitieron usar los pasillos situados en la cúpula. No obstante, Elsa González, presidenta de la FAPE y redactora de la COPE para la Casa Real comentaba que era mejor estar fuera del Oratorio, por lo menos para las radios que tienen que entrar cada hora a dar un boletín y hacer conexiones en directo.
En la plaza de España todas las autoridades, concejales actuales y pasados, en un corralito junto al pebetero. La Corporación Municipal puesta en fila, no sé muy bien para qué. La pobre Araceli vestida de piconera y apoyada en una valla, le hicieron una entrevista para una televisión.
En el cóctel de Diputación no pudieron entrar las cámaras, motivo por el cual las fotos que han salido(dos) en este Diario y firmadas por un tal F.S. , están hechas con un iPhone. El Rey estuvo en el cóctel(real croqueteo) amable y afectuoso, igual que la reina. La croquetada muy austera. Una camarera avisaba a los rezagados: “si están esperando ustedes el postre desde ya les digo que no hay”, para que no haya confusión.
Y para terminar, Sara Baras. Me parece un lujo para Cádiz aunque yo me confieso un ignorante sobre el baile flamenco. El vestuario, reitero, magnífico y ella rezuma magnetismo. El Falla estaba lleno de compromisos ciudadanos y se podía apreciar el valor y la nombradía de cada cual según la calidad del palco o del asiento que tenía.
La foto está tomada de la web del Diario y no sé qué nombre o iniciales ponerle.
